Una travesía que duró 136 días y recorrió unos 500 kilómetros aunque no estuvo exenta de dificultades. Una vez cargamos con el equipaje, bajamos andando por la calle principal que lleva al lago y fuimos al embarcadero que queda en el extremo derecho del pueblo. Tan sólo queda encomendarse a la suerte, el destino, Dios o en quien uno crea y esperar llegar sano y salvo. Y lo primero que me pidió fue comprar la camiseta de «Lechuga» Roa, de la Selección Argentina.