Es una buena forma de obtener visibilidad, pero no asegura rentabilidad para los clubes. Lejos de los focos y de esos grandes días, la asistencia media de clubes como Athletic Club y Barcelona rebasa por poco los 1.000 espectadores. Así lo deja claro la Ley del Deporte de 1990. Pero es que las futbolistas españolas ni siquiera tienen un convenio propio. El deporte permite en España algo que sería impensable en otros ámbitos de la sociedad: diferenciar los convenios colectivos entre hombres y mujeres.